La cohesión social se mantiene también con prejuicios. Y en el subdesarrollo, con cierta inquisición que sacrifica al ciudadano común en las brasas de las discusiones inútiles. Baste con unos ejemplos. El nepotismo visible necesita ser denunciado para ocultar el invisible sistema de relaciones familiares de la élite de la República, salvo escasos momentos de transición. En el tiempo, la comunidad familiar del Poder se envuelve en la circunstancial y desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las gracias, los dones, los empleos públicos.
La decadente vulgaridad y la seudo moral exigen reducir el problema al caso audiovisual, mas la generalidad que el intelecto requiere, y sobre todo la verdadera moral, van mas allá de esta inmediatez.
En lugar de tratar el curso real de la evolución de lo económico y político, se acusa a un mandatario de golpear puertas en los cuarteles. La decadencia conduce a confundir los impasses con los problemas reales. Así, se invita a los súbditos del escándalo a la adivinanza -por ejemplo- de si se golpeó o no la puerta del cuartel, de cuántos toc-toc se precisan para la rebelión militar.
Para no abordar la democratización del sistema político, la Ley de Partidos o la estructura del Estado, se acude a los impasses: la autoprórroga resulta anhelo de no morir entre moribundos políticamente vivos e inconscientes de su función. Se habla doctamente del exceso de partidos políticos.
Nos invade la economía mundial, construyéndonos y destruyéndonos. Mientras tanto, la Ley de Modernización sufre de propias discusiones falsas. El manejo rabulesco de cada norma y la demagogia sobre la protección a los trabajadores ocultan la real interrogante de la Ley de Modernización. ¿Quién privatizará, este gobierno o el gobierno por venir? La consecuencia práctica pensada por un sector de sus hacedores está en entregar a los elegidos que van a ser electos en el 96 las tareas de semejantes negocios.
El veto parcial o la reforma van a imponerse. Resulta suficiente la petición de la Conferencia Episcopal. La Iglesia difunde una moral que no avala el proceso de privatización tal cual está concebido en las ideas llamadas neoliberales, por eso ha tenido que optar por su retiro del CONAM.
Donde no es rentable la modernidad, la intervención que se reclama del Estado es algo mas que la simple eficiencia o la competitividad. Debe considerarse el ritmo socialmente necesario del desarrollo. El gobierno sabe, sin embargo, que su problema es que le quiten la mejor privatización.
El ecuatoriano es un pueblo que está cambiando profundamente, aprende a mirar las cosas de manera distinta, aunque por ahora casi no tiene capacidad de respuesta y es víctima de su propia desorganización. Se sabe que el estado llano está lejos de entender, mirar, oír o preocuparse. Ante el apremio de la conservación de la vida, se salva por un vaso de algo, unas cuantas papas y la tranquilidad que el desentendimiento aporta a la pobreza perseverante e irreversible.
Lo que se discute masivamente, es inútil -está fuera de lo que el Poder discute por dentro y de lo que los hombres discuten entre sí-.
El sistema político recrea contenidos obsoletos y, en especial, una entonación engreída, triunfalista y ventajista en sus exponentes. El lucimiento inmediato y la congratulación devienen prueba del acierto y de las fechorías que se hacen contra aquellos que se recuerdan como el rebaño de la galería de hoy.