Enjuiciamiento a una caduca política internacional

La historia rara vez se presenta desnuda y en los titulares de primera página.  A veces aparece en los intereses personales, oculta tras presuntos o reales apetitos individuales.  Jamás decurre al margen de la sicología, las ideas y la práctica de los hombres concretos y sus pasiones. 

La censura planteada por los diputados Mauricio Gándara y Rafael Cuesta señalan, a pesar de la apariencia  que tanto ocupó a los defensores del régimen, una demanda de reconocimiento de las determinaciones que han impuesto renovadas cualidades a la política internacional.

En la actualidad, la política internacional amalgama funciones sociales diversas.  Ya no corresponde exclusivamente a las economías nacionales o a sus Estados, sino a las respuestas que la humanidad da a problemas globales que enfrenta, entre los cuales están el subdesarrollo, el armamentismo, la protección de sistemas ecológicos, el cuidado del planeta, los conocimientos mundiales protectores del desarrollo, la salud y su cultura, la disminución de la brecha tecnológica, la modificación de las funciones del Estado y el derecho, las nuevas dimensiones del individuo.  En síntesis, la política internacional realiza las condiciones de superación de los vínculos de todas las naciones.

Y en este sentido, las funciones internacionales han dejado de ser la simple actividad del jefe de Estado y un secretario. Se suman las operaciones de las empresas, la práctica de los creadores, la invención de instrumentos y materiales, la progresiva utilización de las fuerzas de la naturaleza.

Florece la tendencia por la que la política internacional se ejerce -independientemente del Estado- por nacionalidades, culturas, organizaciones no estatales, organismos internacionales, incluso por individuos.  El hombre aproxima su práctica y reflexión a la universalidad que preserva la sobrevivencia.

La conciencia de las fuentes de las relaciones internacionales eleva la significación del Ecuador como pueblo, nación y Estado; protege los intereses de la humanidad que se realizan en este territorio, y a los de este pueblo que se satisfacen en el progreso de la especie y sus formas de existencia.

Ha surgido un tipo de política económica internacional  que, por lo pronto, define la decadencia de organismos mundiales del viejo sistema monetario, crediticio, financiero -BM, FMI- que no reduce su comprensión de la salida del subdesarrollo a la privatización.

Se añaden a las razones de la censura cierta estrechez y la falta de continuidad de la política territorial que ha impedido dar pasos de progreso al tratamiento del conflicto con el Perú.

De otro lado, la política ecológica de interés mundial advirtió al gobierno -ante su lentitud- del peligro que amenaza a las Galápagos y a la Amazonía frente al uso indebido que hacen ciertas transnacionales de sus recursos y la agonía de esos santuarios de la evolución.

Además, el jefe de Estado ha actuado de manera no adecuada en la organización regional.  Su voto por el que iba a ganar -aunque votar por Gaviria fue correcto- desconoció la prioridad del interés nacional de defender la candidatura del ex Presidente Rodrigo Borja.

A pesar de la censura, la política internacional no variará, porque el  régimen de fiscalización solo es espacio de castigo, no de correctivos.

La censura al Ministro Paredes en rigor no es una condena personal, es un llamado a ampliar las relaciones y modificar las internas en las que se gesta la política internacional del Estado ecuatoriano.

Mauricio Gándara tenía razón cuando afirmaba que el problema no era el carro, sino su carácter de síntoma de la obsolescencia de la política internacional que significaba.


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