Abismo global

La invención técnica y las armas siempre fueron referentes en el destino de naciones. Gestaron estadios en el desarrollo humano, reorganizaron pueblos, pensamientos y multitudes.

Los recursos de la geografía han jugado un papel semejante. El agua fue causa de aglomeración vital. El oro permitió la consolidación del dinero y el cambio de relaciones sociales; el que salió de América contribuyó a engendrar el capitalismo que hoy se estremece devorado paulatinamente por los avances que él mismo aporta.

El sentido inmediato de las armas hoy no solo conjuga la técnica sino la ciencia requerida para cierta exclusividad en la globalización.

El abismo científico-técnico –ya no la brecha- hace imposible alcanzar a los países desarrollados en el corto plazo, tampoco es previsible lograrlo en el largo plazo.

El recurso mundial mas importante de los desarrollados es la subordinación subdesarrollada a su conducción militar de la globalización que condensa mercados, seguridad, guerra, paz.

El control global supone la centralización de armas de destrucción masiva en pocas potencias. También la biología es parte esencial de esa oligopólica vigilancia bélica. Pero, sobre todo, la nueva doctrina supone la indiscutible hegemonía nuclear.

El desarme de las potencias dejó de ser objetivo inmediato, en su lugar, está el almacenamiento de armas nucleares que a su vez prevé el que sean eventualmente redesplegadas. Las potencias transitaron de la confrontación a la colaboración para el manejo del orden mundial emergente y principalizan el control de recursos especialmente energéticos, desde el átomo hasta la electricidad, pasando por recursos no renovables cuya tutela tiende a concentrarse en ese puñado de naciones.

La expansión de la dominación reclama énfasis hacia las armas convencionales cada día mas precisas y sofisticadas. Con ellas es más fácil que fundamentales formas de energía y recursos de la biología estén bajo supervisión económica, científica y técnica de unos cuantos del G-7, no de todos, porque ahí -en este mismo curso- se engendra un antagonismo impredecible.

Además, fabrican utopías, ilusiones y prejuicios de fácil contagio para la manipulación ideológica del mundo atrasado. Medios de divulgación científica previenen: hay que obedecer, aceptar la naturaleza de esta evolución.

La dominación va conformando otra economía, ofrece otra regularidad a la Historia. Hace de su cualidad reciente una nueva fase para la vida y no se detiene ante el atraso social de una mayoría que ya no estorba, es ancla que se hunde sola, al margen del conocimiento y la fuerza.

Ese abismo arbitra previsibles demandas de la especie: tamaño, cualidad de sus componentes, función de colectividades, culturas y lenguas, aniquilación de identidades, intervención en el hábitat planetario.

Las estructuras de poder y líderes de los Estados subdesarrollados han sido convertidos en intermediarios con precio. Hace mucho renunciaron a ser poder, son instrumentos de los administradores del mundo.

La moral sin política, la educación subdesarrollada y las culturas vencidas aportan el aislamiento y ceguera requeridos en los países atrasados.

Los mas fuertes se abren paso gracias a la tecnología militar y la economía que nace desde la ciencia.

Un nuevo carácter de la libertad y esclavitud inaugura otras concreciones de la imaginación.

Los nombres de estos recientes momentos de la evolución no han sido pronunciados aún. Se los nomina todavía con viejas palabras que también deben morir. Cuando ellas mueran, habrá desaparecido el mundo que las creó.