Funciones del FMI

El Fondo ha modernizado sus funciones.

Convierte los presupuestos de Estados subdesarrollados en presupuestos de acreedores. Con este fin, los regímenes tributarios y fiscales son intermitentemente readecuados. La deuda no ha de nombrársela jamás como déficit. La contracción del gasto social será un medio para alcanzar el déficit cero, el otro medio será siempre aumentar la deuda. Estimular la obtención de recursos vía privatizacionespara aplacar la sed de usura y dominio que se multiplica donde la pobreza crece.

La comunidad financiera -BM, BID, CAF- capitaneada por el FMI consolida la alianza con los aparatos especulativos nacionales, especialmente latinoamericanos, con los cuales a través de los intermediarios de poder de cada país resuelve nombramientos convenientes, acepta o desecha funcionarios y técnicos, gerentes de bancos centrales, ministros. Si algo falla y es necesario deslindar el pasado inmediato, precipita descontentos masivos generalmente bajo control, provoca golpes de Estado, designa interinazgos, articula elecciones democráticas.

Ecuador, Argentina y otros países sufren esta experiencia. La Comunidad financiera y los poderes locales la disfrutan. Basta preguntar cuál es el staff de latinoamericanos en el Fondo, todos son ex-ministros, gerentes, agentes de bolsa, renegociadores, corredores de algún bien para acreedores o capitales protegidos por el Fondo. Una de sus funciones básicas es reconstituir y mantener la alianza que manipula el poder en cada Estado. Esto basta para mediatizar culturas, riquezas, políticas y armas.

Ante la creación del euro, que podría desplazar dólares de Europa, surge la urgencia de dotar al dólar de otras transacciones de existencia, lugares de consumo. Latinoamérica es ideal. Aquí la dolarización puede excluir no solamente la máquina sino también el cerebro para producir moneda.

El FMI y los poderes de la banca especulativa son recíprocamente rentables, edificios inteligentes y muchedumbres mendicantes son obras de esa alianza. A esta alianza hay que verla no solo en los salones palaciegos donde sus técnicos cogobiernan, también es visible en sus otras obras: suburbios infamantes, destrucción del medio ambiente, aniquilados ecosistemas, pobreza creciente, desocupación, substracción de recursos, ideología miserable, dogmas, prejuicios, inmutabilidad del statuo quo.

Las condiciones históricas llevan a que el FMI decline.

Algunos intereses trascendentes de países desarrollados descubren en ese aparato caducidad y falta de cualidades para enfrentar exigencias históricas. La renovación de sistemas monetarios, financieros y crediticios exigen otra institucionalidad; de la misma manera que para otros organismos multinacionales. No obstante, el Fondo asegura protección al incremento improductivo de la deuda, reproduce la alianza para quehaceres de todo orden y prepara la residencia latinoamericana para la inobjetable llegada del dólar.

Quienes administran países subdesarrollados son conservadores y detractores del viejo Estado, suprimen en él toda función de control. Son los encargados de demostrar que el Estado no sirve. Se han apropiado de él, lo abaratan para venderlo. Impiden su transformación. Simulan su reforma.

Por todo esto, sin crear un nuevo régimen financiero internacional y sin cambiar el poder no es posible salir del subdesarrollo.

El Estado ecuatoriano no es conducido por el sector productivo, por políticas y relaciones sanas para la agricultura, industria, transporte, servicios, educación, salud, paz nacional e internacional. Es usado y usufructuado por rematadores comisionistas, especuladores, hacedores de riqueza ficticia, buscadores de dineros fáciles. Una élite arbitraria ha hecho fortuna -fuera de empresas, fábricas y labores productivas- desde la manipulación del Estado, razón de sus desvelos por permanecer dentro de él.

El aparato productivo ecuatoriano tiene que modificar su sentido político. Empresarios, trabajadores, diversidad étnica, cultural y regional han de organizar un gran acuerdo que los integre y habilite históricamente para acceder al poder. Las Cámaras no tienen aún una postura política suficiente para asumir la administración nacional. Sin esa búsqueda no es posible contrarrestar la alianza de la Comunidad financiera con el aparato especulativo nacional.

La obra del FMI no cuenta con un solo país que haya salido del subdesarrollo.

Las relaciones de esa alianza se sustentan en la corrupción de círculos financieros y aparatos de poder subdesarrollados. No tienen justificación para continuar.


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