La sola sumisión no recrea fanatismos

En la evolución de las ideas existen momentos de abrumadores credos que se obstinan en deformar con el miedo la subjetividad colectiva.

Ante tales verdades de ocasión, los pueblos de todos los tiempos crearon dioses que las repudiaron. Meros intereses del César, se dijo.

Períodos decadentes han reeditado el papel de los dogmas con hechicerías, brujerías, magias, religiones, ciencias. Interregnos desastrosos.

En el XXI, cumbre del conocimiento científico, una representación insoportable de función fanática ensombrece todas las cimas del presente. Intereses bélicos forjan falsas percepciones y premeditados errores de juicio.

La Conferencia de Ministros de Defensa y el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico, APEC, fueron advertidos de lo ineludible, la nueva ideología y su delirio. Así se redujo la potencial significación de esos eventos.

El terrorismo (y su anti) había sido proclamado cualidad del siglo, situación del momento, creencia primordial, motivo de unidad, estímulo en la guerra pos-industrial, condición de libre comercio, talismán de inversión bélica, pensamiento único y más.

La cortesía y escepticismo de los débiles hizo que se imbricasen otras nociones que reprochan y conceden, sabiendo que están frente a una fugaz creencia, posiblemente una coartada o la peor aberración de la conducta del poder político.

En la reunión de APEC, la mayoría se sentía mas expresada en las manifestaciones externas que en los temores que blindaban los lugares del foro.

Si en América Latina no hay terrorismo, para qué una cruzada. Están abiertos los caminos del comercio, la unión de Sudamérica, la solución no bélica de sus conflictos.

La sumisión no basta para recrear fanatismos.

En Rosario, Argentina, el Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española –hablada por 400 millones de seres humanos– tenía un interés diferente. “Nuestra convivencia y desarrollo, afirmaba Ernesto Cardenal, depende de la diversidad biológica y de la cultural”. Se reconocían contra convencionalismos lingüísticos inelásticos y por una especial vitalidad de comunicación entre tan variadas manifestaciones del lenguaje, fuente de riqueza y trascendencia del idioma.

Casi un método para la política mundial.

Desde esa tribuna no se contemplaban las pretensiones bélicas que se formularon en la Conferencia de Ministros de Defensa y en el Foro de la APEC. Mas, en todas las lenguas quedan siempre la huella y la memoria de las atrocidades de la guerra y de la resistencia, sus momentos de grandeza.

Auspiciado por el humor, Roberto Fontanarrosa, caricaturista y escritor argentino, pidió amnistía para las malas palabras, las palabrotas. Dadas las circunstancias del tiempo –dijo– “vamos a necesitarlas”…