La política exterior de Bush involucró a Estados Unidos en un conflicto prolongado relativamente irreversible de potencialidad inconmensurablemente dañina respecto de las relaciones internacionales, sus reordenamientos y culturas.
Dos expresiones humanas nacieron al parecer juntas, el teatro y el Estado.
De los Estados del continente americano, el que mas desconcierta por su servidumbre, saqueo y destrucción es el ecuatoriano.
Ninguna propuesta política resulta suficiente si se enclaustra entre muros de niveles de pobreza, falta de democracia, ausencia de representación de intereses nacionales y, peor aún, si se reduce a la corrupción y sus variantes en la administración estatal y privada.
La Trigésima Cuarta Asamblea General de la OEA no despertó ninguna esperanza.
El gobierno que preside Lucio Gutiérrez enfrenta cierta agravada descomposición. Carondelet se resume en una tumba de esperanzas. La ausencia de políticas propias, descubre la estabilidad de las ajenas que nos gobiernan y las administra una servidumbre política inestable que mercadea consigo misma, entre la democracia, sí y la democracia, no.
Si no cuestionan al poder, la crítica a la política económica y la moral sin política aportan, circunstancialmente y a pesar de sí mismas, vitalidad al sistema que impugnan. Evalúan a dirigentes del Estado y oscilan entre el descrédito y la inestabilidad. La falta de gobernabilidad termina siendo el problema.
El titular de una revista afirma: «John Kerry, candidato del resto del mundo». La publicación presiente la repugnancia que el otro candidato enfrenta en el 95% de la población del planeta, al que se sumaría la voluntad del pueblo norteamericano mayoritariamente favorable a Kerry.
La guerra civil de Colombia —en esta fase inicial de regionalización— exhibe cierta mutación. Estados Unidos adquirió y dirige ideológica, política y financieramente un aspecto del conflicto ante la debilidad militar, social y administrativa del Estado colombiano.
La prensa informa que la coalición en Iraq tambalea por el giro de España, que abre fisuras en las fuerzas ocupantes, fisuras que muestran el lado oscuro de la “civilización occidental”.