Otra vez la estrategia común de Latinoamérica

El mestizaje étnico, cultural y mas que se denomina Latinoamérica se formó a partir de la conquista ibérica y la resistencia de sus pueblos.

Durante su formación en esta historia compartida, ha sido posible en dos momentos formular una estrategia común.

La primera ocasión desembocó en las guerras de la Independencia. El carácter, la voluntad y la asunción irreversible de la causa de estos pueblos se reflejaron en el espíritu de los libertadores, síntesis de aquella necesidad irreprochable.

Hoy, han crecido los desafíos comunes internos y externos, la visión de «potencialidades aún no aprovechadas», las demandas de fortalecimiento de las capacidades de negociación, el requerimiento de «otra proyección internacional».

No son suficientes estas naciones aisladas para definir su destino. El terrible silencio sudamericano pronto tendrá dos siglos frente al despojo a pesar de esa Independencia porque quedó herida de subdesarrollo.

Por segunda vez, emerge la posibilidad de otra estrategia común, la unidad de América Latina que se expresa inicialmente en la Comunidad Sudamericana de Pueblos, Naciones y Estados (CSN).

Esta Sudamérica se levanta. Advierte que el derecho que hoy requiere no es solamente el de las naciones, aunque aún sea imprescindible y moral «afirmar la vigencia del derecho internacional».

El tránsito hacia otra formación jurídica, al derecho global aún podría provenir de intereses y disposiciones imperiales.

Hay que advertir que corresponde a imperativos globales vincular la evolución de los pueblos con el desarrollo y su progresiva distribución, con el conocimiento perteneciente a la especie humana, con las nociones de propiedad que han evolucionado y también decaído, al extremo de haberse suprimido para las cuatro quintas partes de la humanidad.

Serán tareas de la CSN «la transferencia de tecnología y cooperación horizontal en todos los ámbitos de la ciencia, educación y cultura». Se apoyará una creciente «interacción entre las empresas y la sociedad civil sudamericana».

El uso de las condiciones naturales del planeta y el manejo biológico son motivaciones suficientes por las cuales se ha de organizar una tribuna mayor, más alta y audible. La igualdad entre la libertad ajena y la propia constituye fundamento del derecho creado y respetado en común.

La convergencia de intereses asume procesar mecanismos financieros innovadores, construir la infraestructura en pos del fortalecimiento de la identidad de América del Sur y de la integración física, energética y de comunicaciones.

Pronto Sudamérica deberá plantearse la organización de formas de Estado y sistemas políticos comunes capaces de imbricarse.

En fin, la Comunidad Sudamericana de Naciones se construye por todas las condiciones que merecen el objetivo mayor de los seres humanos, la paz.