Interrupción del golpe de Estado

La técnica del golpe de Estado falló. Pero rectificarán y volverán a insistir.

Comprender el golpe del 11 de abril contra el gobierno del presidente Hugo Chávez exige precisar qué actores representó el interrumpido golpe de Estado, contra qué se atentaba, qué intereses lo condujeron y cuáles lo frustraron.

El fallido golpe responde a la misma técnica de los exitosos dados en Ecuador y Argentina. Usaron igual prepotencia, multiplicaron masas virtuales, prejuicios y alianzas de sectores semejantes y algo distintos. Forjaron imágenes persuasivas de descomunales protestas hasta lograr la convicción de su existencia.

Hugo Chávez habría dicho que la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) no se iba a privatizar, cuando Irak e Irán podrían ser blancos atómicos. Se acercó a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, visitó a jefes de Estados estigmatizados. Se ha negado a intervenir en asuntos internos de Colombia, en momentos que se cierne una participación multinacional en esa guerra civil; no acepta que su frontera con Colombia se convierta en trinchera como sucede subrepticiamente con Ecuador.

Hugo Chávez no pertenece al anciano poder. Ganó seis elecciones. Esta fuera del rebaño y habla de subdesarrollo, brecha tecnológica, problemas de salud, educación, integración, paz regional, plantea organizar fuerzas armadas regionales. Esto ha estorbado a cierta estrecha concepción sobre los problemas actuales de América Latina. Problemas que no caben en palabras como terrorismo y drogas que las expresó el presidente Toledo en Lima cuando recibía al presidente Bush, de quien obtuvo la mejor calificación y correspondiente certificación.

Además, Chávez recuerda a Bolívar. Es amigo de Fidel. El Wall Street Journal señala que para colmo “el líder libio y el presidente irakí celebraron el retorno de Chávez, lo que advierte sobre el futuro de Venezuela”. Esto es inadmisible, cuando rige el lema: conmigo o contra mí.

El golpe en Venezuela no estaba destinado a resolver ningún problema del país, menos aún precipitar soluciones a las demandas de participación de esa sociedad en las decisiones nacionales.

El espacio del anciano poder en Venezuela está parcialmente reducido por la presencia del gobierno de Hugo Chávez y sus reformas. No obstante, permanece activo y agazapado y es semejante al del resto de países de América Latina.

La reacción latinoamericana fue positiva. El Grupo de Río reivindicó y defendió el derecho, la institucionalidad, la normativa en las relaciones interamericanas, el respeto a las transformaciones en cada Estado. No obstante, preocupa a la comunidad internacional la reacción de los gobiernos norteamericano y colombiano que han manifestado su disgusto ante el restablecimiento del régimen constitucional de Venezuela.

Latinoamérica ha dado un paso hacia la comprensión y el análisis mas justo de este conflicto. Los planteamientos hechos por México, Brasil, Cuba, Chile, Guatemala, Argentina y otros llaman a respetar la juridicidad en las relaciones internacionales.

Si Venezuela llegase a no encontrar salida en lo inmediato se convertiría en un espacio de enfrentamientos político-militares que podrían desembocar en una guerra civil, ampliando el espacio de enfrentamiento bélico en la región, de fácil continuación en otras sociedades.

Latinoamérica no resolverá su destino sola, tiene que hacerlo con el resto del mundo, de manera especial en renegociación de sus vínculos con Estados Unidos. Sin las imaginarias ventajas del tratamiento impuesto por el FMI.

América Latina tiene que discutir con Estados Unidos sobre el destino y precio de sus recursos, en pos de fraternizar y unir el continente. La privatización de las empresas de América Latina es interés norteamericano, frecuentemente sin contraparte y factor de corrupción de mandatarios.

Se deben resolver las cuestiones que atañen al abismo tecnológico, la descomposición de las élites subdesarrolladas, la carrera armamentista en América Latina, la utilización del territorio de esta zona por la tecnología norteamericana.

Choques y oposiciones en la historia siempre tienen desenlaces cuya resultante la resuelve la correlación de fuerzas. La liquidación del adversario o del interés contrario, la anulación total del otro son actos de terror. Todo resultado debe ser también de la racionalidad.

El problema no está en que Chávez rectifique o no. Este lugar común está tramado para ocultar los intereses que dieron el golpe. El golpe no se da por los errores de Chávez, se da por sus virtudes.