Medios de comunicación en la estructura de poder

Un sector de medios de comunicación ya no es solo grupo de presión, es parte del poder, de la estructura económica. Cobran importancia especial en el destino de la subjetividad de las colectividades.

En los procesos electorales, los medios se exhiben sobre el bien y el mal, supuestamente encima del poder, levitan en el cosmos de la estructura social, ajenos a la degradación institucional y no son responsables sino de su función profesional. Aparecen independientes del diablo y dios.

Se ha planteado que la imagen es todo, la verdad, en unos casos o la mentira, en otros. En ella caben distorsiones, aciertos, esperanzas, la estrategia y la táctica de quienes la manejan.

Parte de la imagen se hace de interrogantes. Estas son capaces de crear, cambiar o conservar un pedazo de historia. De las palabras, lo mas trascendente son generalmente las preguntas, en ellas se contienen épocas. La ciencia encuentra fronteras en las preguntas. La experiencia añade otras. Las preguntas también ofrecen espectros intelectuales menores, circunstancialmente mínimos como en las ideologías de control y hacen las veces de ejércitos en combate, campos de concentración, todo según el interés que las auspicia.

La interrogante que nace del poder eleva su eficacia de control, publicidad y enajenación cuando el comunicador que la formula se imagina así mismo fuente de la pregunta, de esta manera oculta su determinación. En cambio, la interrogante que nace de masas en pos de su liberación, se plantea mas allá de las individualidades y se convierte en la conciencia que se materializa.

Cambiando las magnitudes de la cuestión, en los procesos electorales de un Estado decadente, imágenes y preguntas guían la publicidad y el auspicio electoral que ofrece la comunicación a sus representantes.

La prensa jamás pregunta sobre la estructura de poder. Más aún, si influyentes medios en el mundo son parte de él, cuyo decaimiento histórico se expresa en la reducida credibilidad que poseen. Además, no llegan a quienes pueblan el mundo de la miseria.

El internet ha modificado la función de la comunicación tradicional y recupera la opinión pública a través de un instrumento distinto cuya eficacia y función crece y todavía escapa al control. Podríamos estar asistiendo a la recuperación de la opinión pública real que se da a la par del descenso del peso de la opinión publicada.

La pregunta ¿cómo separar medios de comunicación de la banca? no puede ser formulada en los grandes medios convencionales. Se puede, incluso, acusar a la banca de corrupta, no de propietaria de palabras e imágenes de distribución colectiva. Nunca ha sido tan estéril hablar de corrupción como hoy en Ecuador; el poder lo sabe y fomenta su esterilidad.

¿Qué constituye al poder? ¿Qué relación de propiedad tienen los medios con la banca? ¿Cuán concentrada está esa relación? ¿Qué vínculos tiene este conjunto con la privatización de recursos estatales? ¿Cómo se articula la alianza de la banca con la comunidad financiera internacional? ¿Cómo se vincula este poder con la impotencia histórica del país? La colectividad en posesión de estas interrogantes comenzará a encontrar las respuestas que cambien a Ecuador.

Las más de las ocasiones, periodistas y comunicadores sociales son cándidos, buscan con desesperación precisar qué y cómo llegar a tierra después del naufragio, observados por un submarino que va y viene protegiendo el microclima de quienes nadan.

Medios de comunicación convertidos en tribunales examinadores de candidatos crean lagunas de ilusiones o charcos sin profundidad, entretenimientos que jamás llegan a ser comprensiones.