Por la resurrección de la nación y el Estado

Las Guerras de la Independencia crearon los Estados Latinoamericanos. Hoy en su mayoría están agotados. La independencia se interrumpió a poco de proclamarla y terminó sin llegar a ser la interdependencia que será en el futuro.

Bolívar advirtió que la independencia requería de ruptura con la dominación de su tiempo. Se forjaron, entonces, fechas gloriosas vinculadas a momentos superiores de la humanidad.

Eso fueron el 10 y 2 de Agosto, 9 de Octubre, 3 de Noviembre, 24 de Mayo.

De allí nació la República. Fue el mismo año en que murió Bolívar.

A fines del siglo XIX, otra ruptura liberó al Estado del poder terrateniente al separarlo de la Iglesia. El pensamiento liberal ascendió a la cima y descendió por la supervivencia del sector terrateniente, sin constituirse en premisa de desarrollo productivo capaz de asumir indeclinablemente la soberanía.

A ratos, nuestra Historia contó con esas voluntades. Rocafuerte, García Moreno, Alfaro, Velasco Ibarra, Arosemena Monroy, Rodríguez Lara, Roldós Aguilera y momentos de otros Presidentes, fuera de la razón o sinrazón de la disputa interna de Ecuador.

Desde que la comunidad financiera especulativa y sus instrumentos mediáticos asumieron la conducción del Estado en 1976, se ha degradado y destruido aún mas la posibilidad de desarrollo, democracia, libertad y soberanía.

Este poder ha destruido nuestro recurso principal, el petróleo. En el período que lo precedió, 72-75, el petróleo aportaba 80 centavos de cada dólar al Estado, mientras que hoy esa magnitud se redujo a 17 centavos preasignados íntegramente a la deuda externa.

Se formó un capital financiero que era expresión no del vínculo de la banca con la industria sino de la banca con los dineros fáciles del Estado.

Procedimientos ilícitos de todo orden convirtieron la política económica en sistema de despojo de los recursos nacionales. La privatización fue otra de esas “soluciones” que simplemente termina con las empresas estatales. Además, el Estado fue desposeído de medios de control de la economía y redujo su presencia a la ausencia ante el interés de la potencia mayor.

Convenios internacionales fueron aprobados sin lectura en el Congreso y, es probable, que sin redacción nacional o apenas con traducción del inglés como se lo reconoce en los últimos períodos.

El TLC al margen de la disposición e influencia del país y la región podría ser usado al cambiar el mañana por perecibles ventajas mercantiles.

La Nación ha perdido población, producción, territorio, moneda, recursos renovables y no renovables, administración estatal, identidad, voluntad política y está atrapada en una red paralizante de deuda externa para mil años, semejante al concertaje que fue eliminado por la Revolución Liberal.

En este desierto estatal de intereses nacionales reaparece la disposición por restablecer DIGNIDAD y SOBERANIA. Espontánea y creciente tendencia social que emerge en todo el territorio. Sus objetivos corresponden a la semántica de su nombre proclamado el martes 28 de septiembre en la Sala Capitular de San Agustín, lugar donde aún resuena el grito y el destino del 10 de Agosto. Esta potencial organización está coordinada por Mauricio Gándara Gallegos.

Días antes se formó en Quito, en la casa de Manuela Sáenz, el movimiento República Bolivariana de Ecuador, encabezado por René Vargas Pazzos, con similares objetivos y que destaca nuestras raíces históricas en el nombre de Bolívar.

Todo se resume en otra ruptura, separar al Estado de la comunidad financiera especulativa. Marcha promisoria en la cual coinciden las colectividades de la región: hacer de la soberanía un instrumento de desarrollo e integración a la comunidad de pueblos, naciones y Estados de Sudamérica.

Estarán presentes quienes hicieron nuestras Patrias y los que contribuyan a su fusión en una sola, aún mayor.