WikiLeaks no son causa penal, sino causa en pos de otra moral diplomática; no hay cárcel que la contenga.
1989 prefiguró el fin de dos sistemas: la supresión del polo socialista y consiguiente transición de relaciones económicas, y la emergencia inmediata de la unipolaridad, reorientación de administraciones estatales, redimensión de potencialidades regionales, blandura mortal de un derecho internacional, flaqueza ética en la explotación de recursos, elevación técnica de registros, homologación centralizada y verificación, contracción de vínculos interculturales y abundante moralidad imperial.
El manejo de datos ocurre al mismo tiempo que producción, distribución, operaciones fiduciarias y monetarias y, de manera especial, lecturas de resultados de la estadística sobre la naturaleza, en diversos rangos. Sienta bases de sistemas integrados.
La técnica acumula expresiones precedentes y llegará a ser factor de negación y tránsito del sistema hacia nuevas relaciones que admitan no solo pronósticos económicos ni meras programaciones sino la planificación en tratamientos universales, conducción monetaria, fiduciaria, comercio planetario, consumo y preservación de recursos en previsión de necesidades, equilibrio de ecosistemas, recuperación medioambiental y, en general, protección de condiciones vitales para la Tierra y –lo primero– dimensión requerida por la reproducción humana.
Acceder a este proceso trae consigo imprescindibles niveles de información sin reservas y en tiempo real, intenciones de no dilatar para otro tiempo conocimientos. Por ahora, formas de propiedad intelectual se camuflan en esa misma denominación para reeditar hegemonías hacia otro nivel y contingencias de mutaciones laborales de la colectividad planetaria. Antaño y durante siglos, la escritura fue privilegio restringido a la autoridad social, prohibida a clases que debían obedecer y pagar. Hoy, la obediencia debida, dicen, es al derecho mas el pago establecido.
Bajo estas circunstancias, la filtración de cables llamados WikiLeaks devino transparentación de un nivel de la realidad: la subjetividad de la diplomacia.
En 2010, WikiLeaks visibiliza información no publicada de subjetividades diplomáticas y políticas. Originó rayitos de luz sobre apreciaciones del personal plenipotenciario estadounidense que nutrió de discernimientos a la Casa Blanca, despejó múltiples sentidos de la verosimilitud política, reveló estrategias y tácticas de gerencias estatales.
Durante un momento, el aparato de la Casa Blanca examinó con cuidado gobiernos, grupos, individuos, pretensiones de Estados y potencial ventana –no conocimientos– de informaciones que contribuirían a entendimientos o sentidos de relaciones internacionales. Se evidenció variedad de opiniones, ventajas, sugestión, desinterés o repulsión de relaciones interestatales. Esta ruptura de la confidencialidad permitiría acceder a factores de dictámenes y aserción en vínculos interestatales, generalmente parte de obstáculos en acciones de la ‘comunidad internacional’.
Hasta ahora, WikiLeaks ha servido para unir, trabar o encadenar Estados ante la posesión de saberes de pocos, aprovechamiento de saberes ejercidos en tanto energía material del Estado prevalente.
WikiLeaks, algo mas que un producto facilitado por la tecnología reciente, embrión de nuevas formas de acceso a información sin espionaje, nos aproximan a la tan pretendida glasnost (transparencia de cambios en tránsito y por venir).
La glasnost fue resolución del Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1985. Dio vuelta al mundo,
bastó un santiamén. Sería slogan de clases y discursos de Estados, especialmente, de sectores dominantes, cuyos mass media jugarían con el vocablo
traducido al extremo
que devino entidad
nacional, lema, función de Estado e institución internacional. A los dominantes
les bastaba ‘transparentar’ a los de abajo; entretanto, la transparencia de los de arriba, seguiría
siendo celestial.
Transparencia Internacional, TI, globalizó una ética domada, componente de la triple–a, cualidad de las relaciones de la sociedad civil, intra e interestatal. Consideraciones morales para subordinados sobre rieles de cristal que distinguen a ‘buenos’ de ‘malos’.
TI pretendía la visibilidad de arriba hacia abajo. Pero fue a la inversa cuando cayeron en picada cien mil cables que amontonados agregaron un testigo a la informática. Los WikiLeaks difundieron opiniones sin las hipocresías de la ornamentación diplomática, que tampoco son certezas, sino conjunto de percepciones subjetivas. En medio de tanta opacidad, los cables que contengan palabras de desprecio acerca de algún jefe de Estado resultan semejantes al rayo que parte las sombras. Hecho que aislado no tendría relevancia mas allá de la sensibilidad del ‘ofendido’. El montón y múltiples agregados son lo importante, dejan entrever juicios sobre una coyuntura.
Julian Assange y sus compañeros elaboraron el ordenamiento técnico–informático que sin proponérselo realiza la intención de glasnost, visibiliza a los de arriba, observados por el transparente cristal de los de abajo. A la inversa de TI que tradujo ese objetivo a marco de ‘transparencia de los otros’.
¿Cómo reaccionaría el poder si fuesen visibles causas y apetitos de aniquilamientos, humanitarismo–aguerrido, genocidios, redes, regímenes de Wall Street, entrañas de la bolsa, emisiones de papel, uso del oro ajeno, manejo de índices y cotizaciones bursátiles, presupuesto real del Pentágono, subordinación impuesta a Europa y otros continentes?
Millares de cables diplomáticos transmitidos confidencialmente fueron sorprendidos por WikiLeaks sin recurrir a prácticas de confesionario, centros de tortura, espacios de chantaje, compás del tiempo y demás formas de violencia con que suele aún obtenerse información.
Esta vez, el confesor fue el desencriptador de codificaciones diplomáticas en mensajes reservados y secretos. Técnica de parecidos alcances no es arma ciega que entrevé y mata a través de rocas al enemigo oculto, tampoco es conexión suficiente hacia el cambio histórico, aunque acompaña y devela la primera ruptura global (¿y última?) gran crisis del poder financiero. Prepara la difusión e intercambio de búsquedas y know how, potencial productivo de ritmos mayores, aspirando a fuerza motriz conductora.
En la materialidad que conocíamos, las fuerzas productivas han constituido parcelas demarcadas, mientras que este naciente conocimiento –fuerza productiva directa y principio de nueva condición ética– abre cauces de discernimiento y afinidad frente a la vida.
Hasta ahora, esa información y constitutivos son ideas prisioneras de secretos de Estado. Avanzan gracias a la fragilidad de las compuertas que protegen esa propiedad. Contagian a otros sectores de premeditadas ventajas de la socialización del saber. Pronto establecerán cadencias, dimensiones de los saltos y profundidades de talantes, calidades, atributos que crean y encuban este suceso.
WikiLeaks refleja la opinión personal que va del cerebro del diplomático al informe que envía a la Casa Blanca. Casa no habituada a transparentar nada de lo que exige a los demás. Aparece en paños menores, sabe que lo exhibido tiene poca importancia pero reacciona tal si hubiesen descubierto el know how de sus armas de destrucción masiva, siendo apenas opiniones que no se publican porque contienen el desprecio que la blancura de esa Casa siente y, sobre todo, por súbditos extranjeros inconcientes en todos los rincones del imperio. Wall Street casi declara acto terrorista el pedirle transparencia y, definitivamente, declara terrorismo al acto de transparentar algo suyo aunque sea de poca monta.
WikiLeaks insinúa problemas de opinión jurídicos y políticos, apenas ideológicos. Pequeñeces que juntas podrían desembocar incluso mutando a perfiles militares. Tratan algo que el ser humano no retiene y que continuamente lo modifica. Esta glasnost no depende de la voluntad individual que la necesidad colectiva crea. Da paso al movimiento masivo de interpretación, a la intuición de la conflictividad del mediato porvenir.
WikiLeaks logró liberar subjetividades, referencias, nociones personales y parciales, circunscritas al juicio que cumple la función de informar al Departamento de Estado. Materia prima para la elaboración mejorada acerca de la acción o estado de requerimientos diversos que una visión mayor modifica inevitablemente.
La acción estatal articula múltiples procesos. De ellos, el carácter determinante de la propiedad y la imperativa absorción de la violencia social están concentradas en la estructura administrativa. Guardián de la propiedad que lo erige, aparato de control y redistribución de recursos y conocimientos, escenario permanente de negocios del poder y su representación. Implanta vínculos internacionales. Formalmente conduce la guerra y la paz.
Luchas contra este aparato argumentan vulneración de intereses de amplios sectores sociales. La primera trinchera enfrenta la ideología imperante, reconstituida de ejércitos de nociones. De estos, el mas poderoso se consagra a la protección de la naturaleza estatal. Invariablemente, nutre y mantiene en combate presente a la resistencia social.
De los movimientos contra la esclavitud, se destaca la multiplicidad y unidad de sus símbolos, en este instante, la memoria se condensa en Espartaco. 2100 años atrás desafió al imperio romano, puso en marcha un ejército orientado a romper esas ataduras. La contienda fue extremadamente desigual, enfrentaba la vigencia del stablishment y, a la vez, al mas poderoso ejército. El legado de aquellos combates enriqueció la experiencia humana. Conoció la derrota que mutaría a semilla del porvenir. Entonces, intentó huir de la esclavitud. Partiría de un puerto de Roma a donde debía llegar el barco comprometido. Nunca arribó. Parábola de un tiempo: de la Historia, no es posible huir. El sueño de Espartaco no cabía en el barco, cupo en una de las potencias del espíritu, la memoria contra la esclavitud.
En el siglo XIX, el anarquismo había redefinido significados del Estado. Denunciaba el carácter represivo, explotador, amoral, colmado de tinieblas, sótanos de terror. Bajo el designio de la legalidad y algún dios, la voluntad del poder se impone.
El anarquismo no planteó huir del Estado, sino destruirlo. Marx criticó el anarquismo y previó la organización de un Estado que pudiese transitar a otras formas de organización, consecuencia del desarrollo y avance de la ciencia y la técnica, instrumentos de superación de ese aparato de clase. La polémica epistolar que mantuvo con Bakunin dejó prolífica y fecunda temática referencial. El porvenir del Estado se resolverá entre la técnica, la ciencia y el avance de la conciencia humana, al gestar una base de relaciones sociales que hagan posible esa superación.
WikiLeaks reitera que el Estado refleja ser instrumento de opacidad de la dominación.
El planeta nunca volverá a ser tan plano e inamovible como pretendió Wall Street con el manejo de la Reserva Federal. El poder trama control de la subjetividad global, objetivo mayor a transparentarse.
Relámpagos WikiLeaks alumbraron esa cripta diplomática y aún fulguran y divulgan información. El Estado USA no descansará hasta recuperar la opacidad de sus entendimientos y ensombrecidos quehaceres. Recusaron el suceso, no advirtieron que WikiLeaks habían liberado –no robado– apreciaciones, aprehensiones e imágenes de un cuerpo diplomático para la sonrisa del mundo.
Se conjeturó que las Wiki–develaciones presagiaban palabra reconocida, responsable y pública. Pero no. Brotaron de textos descodificados, de transparencia inesperada, a la glasnost traducida a todos los idiomas. Por el contrario, se tipificó penalmente a WikiLeaks, se escarmentó con el soldado Manning; se ajustó cuentas con Julian Assange, Edward Snowden cuyas siluetas destacan el reconocimiento de millones de seres humanos por conocer designios, maquinaciones que personifican ciertos cuerpos diplomáticos, dobleces humanas multiplicadas por la condición imperial.
Cabe una certeza, la glasnost–WiKileaks sorprendió a los países desarrollados. No era la transparencia con que ensillaron a los dominados. Contenía indicios de aquello que la experiencia y el pensamiento del Sur habían ‘substraído’ del Consenso de Washington que condujo hasta la inexistencia a estructuras estatales soberanas en países subordinados, cuyas funciones estatales, incluso servicios diplomáticos de otros Estados, fueron incorporados a la provisión de recursos, saberes y milagros.
Educación y organización de fuerzas armadas coincidieron en finalidades y exaltaciones convenientes al sistema. La mayoría de convenios internacionales subordinan instituciones a demandas de los controladores de esos convenios. La modernización global de registros privilegia el ordenamiento en sitios de su sistema, logro de la unificación del ‘código global’ de información poblacional y de titilantes particularidades.
Hasta ahora, los WikiLeaks han exasperado las buenas maneras y cierto factor púdico del cuerpo diplomático, de ahí la reacción de la representante del Departamento de Estado al pedir disculpas al mundo por informes puestos en conocimiento de los demás que no contenían los rasgos éticos y estéticos que la exterioridad de los mismos luce.
Los cables desencriptados divulgan opiniones sibilinas y
confidenciales, objetos de ocultamiento. En múltiples sentidos, WikiLeaks no son causa penal, sino causa en pos de otra moral diplomática; no hay cárcel que la contenga.
De varios países latinoamericanos se podría afirmar lo que a comienzos del 2011 se revelaba sobre las relaciones de Colombia con Estados Unidos:
(…) realmente se trata de un desfile de arrodillamiento de la dirigencia colombiana a Washington que hizo incluso preguntarse en estos días a la revista Semana, que no es propiamente una revista de izquierda, si el despacho de la Presidencia de Colombia realmente quedaba en la Casa Blanca o en la Casa de Nariño, así que el ambiente que se ha generado con las revelaciones de estos cables de la embajada norteamericana con el Departamento de Estado han dejado la sensación amarga bochornosa para muchos colombianos de que en realidad lo que ha habido es una larga etapa de abyección y arrodillamiento de la dirigencia colombiana ante Washington. (TeleSur, “Revelaciones de WikiLeaks demuestran el arrodillamiento del gobierno (…)”, entrevista a Jorge Enrique Botero (marzo 2, 2011).
Capítulo del libro Política del poder financiero, Quito 2013.