Conclusión de un mercantilismo rentista

El robo existió desde el surgimiento de la propiedad, no obstante solo la conversión de lo malhabido en capital transformó ese procedimiento en acumulación originaria,  pañal del nuevo mundo. 

La especulación inflacionaria ha cedido en el Ecuador ante una acumulación vinculada al desarrollo económico y, al parecer, canción de cuna de una significativa y trascendente transformación de la sociedad y su administración.

Las concepciones keynesianas atribuyeron al manejo de la relación tasa de interés-tasa de ganancia  una poderosa influencia en el flujo o reflujo de recursos en los movimientos ahorro-inversión.   Se supuso que comprimir el interés por debajo de la ganancia, conducía a la inversión.  El gobierno debía arbitrar en circunstancias de crisis, pues el pensamiento de Keynes era consecuencia del descalabro de la política y fe libre-cambista y monopólica de la primera post-guerra que se expresó en el crac del 29.

Hoy la tasa de interés se impone más como resultante de un mercado sobre el cual el Estado tiene cada vez menos que hacer.  Ese «precio del capital o del dinero» que se aproxima a las determinaciones del valor, a pesar de la catástrofe social, se liga al desarrollo; y en este sentido la política neoliberal tiene un efecto real en la potencial orientación de las inversiones.

Los negocios improductivos y opresivos han sido una característica en la economía ecuatoriana.  Las medidas del 3 de septiembre del 92 redujeron su extensión.  En la actualidad otro botín -uno que forma capitales- está jugando un papel semejante al del ahorro destinado a la inversión.    El tráfico de divisas alcista y bajista se ha limitado ante la estabilidad de la paridad monetaria y, en todo caso, ha vuelto sus ojos a otras actividades empresariales.

El ventajista financiero está saliendo de la esfera de la simple usura.  Otro fantasma enriquecedor ronda en la economía.  Transita y es visible en el remate de activos del Estado, en la negociación o recompra de la deuda externa, en el manejo de los salarios, en la intermediación de gestión, en la adulteración de procesos productivos, en la legitimación de lo ilícito, en la elevación de tarifas de servicios en empresas estatales por venderse, en la contención de inversiones estatales competitivas con el sector privado, en la compra-venta de técnicas obsoletas, en la violencia rentable.

Avanza una contracción positiva en el espacio reservado a la rapiña financiera.  Esta resultante de la política económica readapta la mentalidad (casi cultura) rentista hacia una voluntad de gestión, imprescindible estímulo a la iniciativa privada y la disposición empresarial en un sector social.

Los cambios que son manifestaciones concretas del modo en que se revela la economía mundial, alteran las tendencias de la población y son antesala de una ideología dominante nueva.

En el norte desarrollado la reestructuración del Estado que está sometida al rigor y complejidad de las tensiones mundiales, se vincula directamente a las relaciones que imponen las estructuras integradas, y que bien podían denominarse estados-mercados.  Aquí en el Ecuador la «modernización» aun permanece (se reduce o se confunde) en la privatización y la «poda del Estado».

La tragedia social que significan las imperativas medidas, sus terroríficos ajustes no nos exime de observar lo alcanzado, presente en esa merma del ritmo de la especulación abusiva e inútil, ajena al desarrollo.

El progreso contradictorio de la economía no obra en blanco o negro, posee infinitos matices y aquí destacamos solamente uno de ellos.


Publicado

en

, ,