El pensamiento fácil

La psiquis humana se aprecia según su evolución y sus atributos sociales.

La experiencia mágica, técnica del procedimiento que unía el deseo y la aplicación que lo materializaba fue criterio de verdad y -desde entonces- esta mutante certeza abarcó y abarca inmensos períodos.  Lo mismo sucedió con el pensamiento religioso que acude a la experiencia sensible para consagrar el reposo de la imaginación.

El pensamiento científico no escapa de la regularidad, de ceder frecuentemente, como en el pasado, a conveniencias y circunstancias.  Sin embargo cuando el Poder se vuelve decadente la ciencia se desarrolla al margen de él, en contra de él.

La integridad social siempre se justificó con una ideología espontánea, predominante en la convicción colectiva.  Pero hoy que transcurre la substitución de ideologías, también aquella que hasta ahora es dominante, el Poder premedita recuperar la cohesión perdida y adjunta a la espontaneidad una voluntad que propicia el pensamiento-fácil  que reduce y mezcla la magia, la religión y la ciencia para conformar al nueva ortodoxia simbólica, el dogma alegórico, el ficticio parámetro-marco: que deben portar las generaciones por venir.

Ese pensamiento-fácil,  aquel que está a la zaga, desecho del destino, está constituido inexorablemente por los pre-juicios y aplausos de la fe de cada época.  La fe de hoy financiero-religiosa corresponde a la publicidad de espejismos de arena-arena que renacen en nombre de la misericordia y la encuesta fácil.  La bondad mana a raudales (la religión es la fuente y es fácil; la caridad es fácil; condolerse, pedir y dar es fácil; la bonhomía es fácil).  El pensamiento-fácil  es útil, no busca la justicia sino un día de bondad.  Su territorio lo conforman las relaciones entre los que ofrecen y los que esperan.

El pensamiento-fácil  es obsesivamente repetitivo, arcaicamente quejumbroso y escéptico, no requiere fundamentos para el pesimismo ni el optimismo, sale de una lógica del absurdo que encubre la impotencia en el subdesarrollo.  Fluye comprensible para todos igual que catarata abundante para regar el llano hasta empantanarlo.  Los hombres de esa ciénega dan fe de lo inagotable de la ‘esperanza’.

El pensamiento-fácil  recoge las fantasías sobre la moral, es un sistema de pequeñas verdades que presupone en cada uno albedrío y originalidad.

El pensamiento-fácil  también puede tener facha de riguroso, una sombra aritmética que hace del dogma un fetiche y de cualquier regla de tres un argumento al que rodea de criaturas maravillosas que suman y restan malos y buenos.  Se ufana así mismo de inmortal, moderno y futurista, de ser la profecía que la predestinación hace.  … Y no sabe que después de 6 años, pertenecerá a otro siglo, como dirán los del 21, a la centuria pasada.

Todas las formas del saber en descomposición generan un pensamiento-fácil: supersticiones de la magia, la hechicería, la religión, el fetichismo providencial y los axiomas vulgares que suprimen la temporalidad, la mutabilidad inevitable de la Historia y su condición natural.

En la trama del pensamiento-fácil, todo se impregna de este material.

El pensamiento-fácil  vanidoso y convencional no es mas que memoria mutilada y sin historia.

Tiempo de pensamiento-fácil,  de virtudes fáciles.


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