Se gesta otro pensamiento económico

El presente requiere de una comprensión también presente.  No bastan para interpretarlo la inercia ni la prolongación de los supuestos del pasado.  Hoy la economía reclama desarrollo teórico para ser entendida.  Esto de por sí evidencia la caducidad de numerosas ideas que explicaron el mundo hasta 1989.  El tratamiento exclusivo de la coyuntura, a veces, impide ver el sentido más profundo del avance espontáneo de la humanidad.

El colapso que vive México no es resultado exclusivo del neoliberalismo, creer eso sería unilateral. Se trata de una crisis determinada por la internacionalización de la economía (en particular, la de la producción).  Crisis destinada a repetirse en América Latina y el mundo.  Recorrerá todas las envejecidas formas de «las economías nacionales». EE.UU. transita estremecido por este proceso. Lo visible e inmediato se exhibe en la circulación monetaria y mercantil.

En Ecuador, los signos de lo nuevo en la economía se manifiestan como tragedia: el manejo de la tasa de interés  que pretendió repatriar capitales-divisas sufre el tratamiento planteado por el FMI: la devaluación inmediata,  y la generación de vasos comunicantes en el sistema que favorece a las monedas duras.  Este reconocimiento jurídico de la quiebra implica ceder ante uno de los caminos de la internacionalización, pagar el costo del conflicto bélico, rendirse a la acumulación centralizada de riqueza y a olvidar la pauperización brutal en lo demás.  Desgraciadamente es el signo de la tragedia, no superable.

Entre nosotros se intenta posponer la devaluación para hacer invisibles los pagos del conflicto bélico, y así ubicarla en el espacio único de la retribución al FMI, del ajuste de la política fiscal al recetario del FMI y a ciertos acuerdos comerciales a los que se quiera arribar. Por esto el Ecuador demora la medida.

La internacionalización de la producción en la cual nos vamos involucrando, querámoslo o no, es inevitable.  En su conducción caben posiciones diversas.  Una, esa postura acusada de neoliberalismo y otras todavía sin nombre, pero búsquedas alternativas a la fe neoliberal.

Por ahora, los regímenes monetarios latinoamericanos corresponden a causas y consecuencias de la caída del dólar que en el momento actual no es caída tendencial ni circunstancial. Es efecto de los cambios impuestos periódicamente por la formación acelerada de la economía mundial y la presión de los dólares fáciles en todos los mercados.

EE.UU. no compite exclusivamente desde la tecnología y la ciencia ni siquiera con Japón y Europa, opta por apoyos  monetarios y para eso requiere de que otros financien algún renglón del déficit.  No solo será México el que devalúe, serán todas las economías sensibles al dólar.

La expectativa de negocios rápidos nace de las alianzas de los dólares flotantes con los capitales de inversión de grandes consorcios del mundo. Las transacciones opacas se expresan multilateralmente.

Asistimos a una nueva cultura de la economía, a otras técnicas económicas, a patrones recientes de valoración de operaciones, al reconocimiento de cualidades en la espontaneidad, a políticas resueltas en ámbitos internacionales (resueltas no por el otro que nos niega,  sino por el otro colectivo en el que nos afirmamos). 

El pensamiento económico tiene por objeto las regularidades de la producción universal.  Por esto, es indispensable diferenciar la internacionalización de sus comprensiones doctrinarias.  El neoliberalismo es una comprensión, y más aún una política económica especulativa que hace viable jugadas planetarias y la acumulación ininterrumpida en el reagrupamiento de mafias financieras.  No obstante, es uno de los signos protagónicos del nuevo mundo.