El abstencionismo, los votos nulos y blancos son la abrumadora mayoría (supera el 60%) y, sin embargo, delatan su propia derrota. Este es el pronunciamiento electoral de la ciudadanía; al ganar así pierde. Al igual que las encuestas se anticiparon con su gran decepción a la victoria del mismo poder.
La lectura del resultado que se observa mutila la realidad ante los ojos de todos y solo hace visibles el significado de los «votos válidos» y sus convenientes pérdidas y ganancias.
La exitosa administración de la agonía del antiguo poder fue recibida con arrogancia por parte de sus exponentes mas expertos. Evidencia que la Asamblea será de ellos, y de su comprensión sobre la reciente circunstancia del Estado ecuatoriano. Actuarán como si el Estado se hubiera desenvuelto al margen de su providencial presencia y hubiese permanecido exclusivamente en manos de duendes, duendecillos y demonios. Ellos son, según su decir, las vírgenes del curso superado de sí mismos. De la desgracia social fueron culpables la oposición no-divina ni oficial sino monstruosa, de esa que los de abajo impulsan cuando no están conducidos por los de arriba.
El 30 de noviembre el electorado eligió una mayoría asambleísta que reafirmará la misma dirección en el desenvolvimiento del Estado.
Los fabricados estados de opinión substituyen a la opinión llamada pública. A las 5 de la tarde, el celebrado tracking poll fue el informe conclusivo de las elecciones. Apareció como querían que aparezca, como escrutinio, oculto en las advertencias de no ser tal. El exit poll cuenta con la información final del día pero, en nuestro medio, en cualquiera de los dos casos, la asistencia de estas deducciones acerca del resultado, generan fortalezas y debilidades convenientes al mantenimiento de lo mismo.
El problema mayor, sin embargo no está en los procedimientos de información que muestran una minúscula ética e irresponsabilidad encuantoa la conciencia social. Esto ya sucedió en la consulta de mayo de la cual no se informó adecuada y oportunamente del escrutinio.
El voto uninominal (importante conquista) no fue objeto de promoción ni de normas. Sirvió para suprimir la representación de las minorías y ampliar la del poder desgastado. A esto habría que sumar aspectos ideológicos que estrechan aún más el sistema electoral, las nociones sobre los independientes y sus diversos usos.
Hombres y mujeres sin-partido deberían tener derecho a participar con los militantes de partidos en condiciones de igualdad. Pero, a su vez, tener conciencia de que mientras exista el Estado, la formación de grandes corrientes políticas y la organización de partidos constituyen eficaces medios e instrumentos de realización de los requerimientos sociales.
Desde que existe el Estado moderno, la política no se realiza al margen de la organización de partidos o de la estructuración institucional de los intereses de la sociedad.
Los independientes, como virtud aislada, son un pretexto del poder para recrear su propia existencia, a través de otros. No han constituido ni constituyen alternativa alguna. La autonomía en relación a los partidos no genera libertad respecto de los factoresen juego. Los independientes usados para un orientado desprestigio de la política solo ha debilitado el instinto organizativo de los pueblos para alcanzar la satisfacción de sus demandas.
Pocos síntomas hacen suponer que el electorado ecuatoriano pueda en el corto plazo manifestarse de manera distinta.
¿Qué alternativas caben, de dónde pueden nacer las fuerzas que sean capaces de ofrecer un curso distinto? Hay que buscarlas en la crítica. La política judicializada jamás eleva la historia ni substituye la necesidad de reconocer el curso de la evolución mundial. Las ideas del porvenir reclaman nuevos intereses, reconocimientos, visiones, comprensiones, generaciones. Por esto, cambiar la estructura del poder es tarea fundamental.
Este presente en su degradación insondable no va a ser condenado de inmediato, y decir que lo será por el futuro es desalentador. Pero es importante saber que fue la minoría del poder la que ha ganado a la mayoría desesperanzada.