La mención de la dolarización, no premeditada decisión económica sino argucia política, generó distensión. El gobierno ganó tiempo y sentó otras bases para sus alianzas destinadas al mismo esquema de poder, aunque posiblemente con representantes frescos.
La decisión da continuidad al método y «éxitos» en la solución de los problemas sometidos a criterios vinculantes.
En este paraíso de inculpabilidad no importa que «la paz con el Sur» se convierta en una amenaza frente al Norte, que los criterios del FMI sirvan al experimento del «no pago de la deuda», la consigna «FMI o muerte» termine siendo «ya no necesitamos del FMI», Manta, y su expansiva influencia que en principio fuera anunciada para seis meses, ahora sea para 10 años, el atraco mayúsculo del congelamiento de los depósitos -supuestamente para un año- ahora se lo pretenda para siete y diez, los bancos a los que las auditoras internacionales calificaron como viables y sanos, tampoco sean solventes para pagar a sus depositantes, el seguro ilimitado que ofreció la AGD al viejo poder en nombre de garantizar depósitos que devaluó, mutiló y recongeló termine siendo el encubrimiento de la expropiación del ahorro nacional.
La política monetaria alcanza la dicha: toda la responsabilidad estará en manos de la Reserva Federal. Se renuncia a la soberanía monetaria que hubiésemos mantenido con una política no especulativa, más aún con la convertibilidad, incluso para negociar nuestra integración a una moneda común regional o mundial que podía ser o no el dólar.
La protección que busca Mahuad convierte al Estado ecuatoriano en protectorado vacunado contra todos los males, excepto contra la guerra, la discriminación, la miseria, el exterminio. Los dueños de este Estado comienzan a disfrutar de las ventajas de haber matado el sucre, cadáver-reflejo de su administración.
La élite de siempre y sus criaturas se salvan. La lucha contra el poder especulativo se prolonga y ofrece una experiencia más a este pueblo que no está en contra de disolver concientemente, incluso, el Estado y sus fronteras en el proceso mundial, pero que se niega a suicidarse en nombre de que la muerte es inevitable.
La biografía del poder en Ecuador ingresa al fichero de la infamia universal.
Es posible que ya sea tarde para comprender muchísimas circunstancias, tendencias y regularidades de la historia presente. Pero, a veces, y a pesar de toda esta tardanza, los pueblos condensan el tiempo.