Socialismo del siglo XXI es nombre de una cronología, no una teoría.
Las teorías científicas han tenido como objeto de conocimiento diversas manifestaciones de la naturaleza, según cada momento de la evolución. A veces, incluso, han admitido el carácter finito de su capacidad de percepción.
Condición de estas teorías ha sido su transitoriedad. Por comparación con la tecnología, las teorías especialmente sociales apenas si poseen carácter acumulativo de esos saberes.Mientras la técnica evidencia procesos de acumulación y cualificación de sus productos, uno de los cuales es la organización humana, ésta apenas se explica por las teorías sociales.
Una observación rápida de la evolución nos demuestra que la relación de la técnica y la ciencia con la historia es desigual. La ciencia tiene capacidad de autorregulación que no supone acumulación sino desarrollo o negación de los saberes precedentes para el avance de los nuevos.
Las teorías sociales articulan el conocimiento de tendencias, regularidades, de aquello que los griegos denominaban el kairos, el tiempo en su cualidad, no en su expresión cuantitativa o khronos, sino en lo peculiar: su propiedad, su atributo.
Podría afirmarse que Socialismo del siglo XXI es una política. Pero en ausencia de relaciones sociales que lo asuman es una aspiración.
Sin embargo, a nivel global y en Ecuador se exhiben grandes rupturas, sujetos sociales recientemente diferenciados con propósitos relativamente definidos respecto de lo que se pretende negar. Este es el caso de políticas y esperanzas que articulan la actual circunstancia de Latinoamérica y el mundo.
En el siglo XIX, Marx ofreció la teoría mas avanzada sobre el carácter natural de la historia y su fuerza motriz, el trabajo productivo, cualificante de la especie humana. Hoy, concurre una nueva fuerza motriz de la historia, se añade la posibilidad de manipulación genética, principio y destino de un nuevo momento de la especie.
El carácter reciente de este fenómeno vuelve prematura toda previsión de su mañana. A pesar de que sigue siendo perceptible y necesario aquello que las colectividades demandan negar, superar, transformar definitivamente.
Este presente contiene la experiencia del límite histórico (un día se podrá analizar) que enfrentó el Socialismo Real y también la trascendencia de sus fundamentales conquistas. Ahora no es preciso especificar sus aportes técnicos, científicos para advertir la importancia de ese gigantesco ensayo de la historia.
Bastaría recordar que la palabra planificación nació con él y lo trascendió. Fue factor esencial en la derrota del fascismo y coautor en la creación del moderno Derecho Internacional y del avance en derechos individuales y colectivos. Abordó en la política estatal la cuestión de las nacionalidades. Dio el primer paso en la exploración del cosmos y lanzó el primer Sputnik.
Subrayó el significado de nuevas formas de control social e internacional, el papel de las transnacionales y la organización monopólica de la economía, el tránsito del colonialismo tradicional hacia el imperialismo que caracterizó el siglo XX.
Destacó la noción de Problemas Globales: los demográficos, el deterioro del medio ambiente, la destrucción de ecosistemas y de la vida en general, la pobreza, el armamentismo, la inseguridad internacional y la guerra; realidades tan horrendas como la esclavitud, el colonialismo, la discriminación, la distribución inequitativa y mas.
La noción de Socialismo del Siglo XXI no puede definirse por comparación con el Socialismo Real que dejó de ser, tampoco por el khronos que invoca para diferenciarse de socialismos anteriores y recientes. Su formulación, aún incipiente, ha de contar con las fuerzas motrices que ofrece el presente, prever el significado de la descomposición que exhibe el sistema imperial y el surgimiento de nuevas formas de control y liberación del espíritu colectivo, cuyas potencialidades no tienen antecedentes.
Una nueva relación de la especie humana con la naturaleza propia y aquella que la circunda es objeto de reflexión y búsquedas prácticas de todas las teorías actuales y del devenir previsible.
La ruptura global con el pasado reedita lo que sucedió siempre. En ausencia de un fin reconocido, aparece un retroceso que ensombrece el pensamiento. Es solo un momento, el movimiento continúa y enarbola la conciencia de lo que dicha ruptura supera.