El Fondo ha modernizado sus funciones.
El Fondo ha modernizado sus funciones.
La globalización generada por avances de la ciencia y la técnica cuestiona a la denominada “comunidad financiera internacional” integrada por FMI, BM, BID, CAF y otros. Estas instituciones siguen iguales a su pasado.
La estrechez de los intereses que han conducido el Estado y la política, en especial la económica, se ha transformado en catástrofe que se manifiesta como parálisis de las fuerzas productivas, principio del fin de la soberanía, degradación total de la administración del Estado.
En Ecuador no hay política social, aún debe elaborarse. Su lugar ha sido ocupado por simuladas respuestas a colectivos de extrema pobreza e indigencia cuya única demanda es comer hoy. La real protección y asistencia que el Estado ha realizado es al sistema financiero y bancario que usurpó el ahorro nacional.
La transición hacia una economía mundial descubre al FMI -constituido por representantes de diversos Estados, bajo la dirección del G-7 y, en última instancia, de Estados Unidos- en su absoluta obsolescencia, junto a organizaciones tales como el BM, BID, BAsD (Banco Asiático de Fomento).
La usura moderna cuenta con sus -también modernos- financistas, corredores de préstamos, intrigantes, jueces, escribanos, sirvientes, cocineros y cocheros de la banca.
La proforma del presupuesto general del Estado, presentada por el gobierno, es resultado de décadas de un ciclo especulativo del poder y sus representantes.
Ecuador está atrapado en el pasado. Esa continuidad satura dramáticamente las publicitadas soluciones que carecen de trascendencia.
El 30 de abril de 1999 diario El Universo informó sobre el «Préstamo de FMI para pagar la deuda externa», destino real que significa mantener el concertaje como política financiera. La información describía el mecanismo acordado que reedita el círculo vicioso de la deuda: más recursos para gastos improductivos que se pagan con créditos especulativos.