La transición hacia una economía mundial descubre al FMI -constituido por representantes de diversos Estados, bajo la dirección del G-7 y, en última instancia, de Estados Unidos- en su absoluta obsolescencia, junto a organizaciones tales como el BM, BID, BAsD (Banco Asiático de Fomento).
El poder tradicional renuncia a la soberanía paulatina e irreversiblemente, se entregó la significación internacional del país, las decisiones fundamentales sobre su territorio, la capacidad resolutiva respecto de fuerzas extranjeras en su seno, y hoy se despoja desesperadamente de la autoridad monetaria.
La usura moderna cuenta con sus -también modernos- financistas, corredores de préstamos, intrigantes, jueces, escribanos, sirvientes, cocineros y cocheros de la banca.
Ecuador está atrapado en el pasado. Esa continuidad satura dramáticamente las publicitadas soluciones que carecen de trascendencia.
El 30 de abril de 1999 diario El Universo informó sobre el «Préstamo de FMI para pagar la deuda externa», destino real que significa mantener el concertaje como política financiera. La información describía el mecanismo acordado que reedita el círculo vicioso de la deuda: más recursos para gastos improductivos que se pagan con créditos especulativos.
El lunes 15 de marzo, en cadena de televisión, Jaime Nebot «se pasó» a la oposición. Su intervención desde el punto de vista económico carece de relevancia. En cambio, su instinto de poder lo condujo a actuar donde las circunstancias dictan.
Un llamado a la unidad para superar la crisis ocupa el país.
Los disparos contra Irak no hacen una guerra, son un tiro al blanco. Irak es polígono de armas de destrucción masiva ocultas en palacios, campamentos, hospitales, museos, poblaciones. Si yerran, da igual, pues las bombas siempre caen sobre el objetivo. Así nos informan.
Era la época de la post-gran depresión del 29 y de la Segunda Guerra Mundial. Antagonismos brutales y hondas reflexiones económicas surgieron para congelar la crisis y la guerra. Todo aquello condujo a la formación de tribunas mundiales como la ONU y los organismos de política económica internacional, el Banco Mundial (BM) y el Fondo…
El desarrollo, en particular el económico, precisó en este siglo instrumentos de aproximación y control de su desenvolvimiento: la planificación, la programación y la prognosis de cuya síntesis se han derivado numerosos mecanismos de valoración del movimiento social.