Es un titular de diario Expreso, 2 de junio de 2003.
“El momento de la diplomacia ha terminado”, afirma el Departamento de Estado. Su práctica –mas persuasiva y visible- exhibe 200.000 super soldados listos para la invasión.
Se ha llegado a plantear que la imagen es todo, la verdad o la mentira. En la imagen caben aciertos, distorsiones, tácticas y estrategias. Gracias a ella, los grandes medios de comunicación, siendo parte del poder, simulan no ser fabricantes de lo que fabrican: la viciosa subjetividad colectiva.
El cambio de la historia universal a partir de 1989 es uno de los mayores de que se tenga noción.
Según el despacho de AFP, “Timothy McVeigh, autor del atentado de Oklahoma City en 1995, fue ejecutado ayer por inyección letal. El condenado se mantuvo en una actitud que desafió a una sociedad estadounidense herida por su odio destructor”. AP añade, “fue ejecutado por el mismo gobierno que despreciaba”.
La construcción del oleoducto de crudos pesados involucra todos los aspectos de la vida social. La participación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército (CIE) ha puesto en discusión el nuevo papel de las Fuerzas Armadas.
El tema está planteado hace muchos años. En Ecuador, también. El país debe discutir con amplitud y disposición a renovar sus concepciones.
A inicios del XVI y bajo los auspicios que condujeron a los grandes descubrimientos, surgió una nueva cualidad humana: la relación del mercado con la gestación de las economías nacionales, cuya consecuencia más amplia sería el mercado mundial. Esta relación determina una etapa de gran aliento, de tragedia y progreso de cinco siglos.
El impulso a la ciencia y la técnica está dado fundamentalmente por la producción. Esta demanda la generación de investigaciones, laboratorios, instrumentos, relaciones sociales, organizativas y administrativas, las pruebas de su utilización, la evolución de la reciprocidad entre la espontaneidad social y la naturaleza.