Es la afirmación de pueblos que así decantan su experiencia, al margen de la voluntad, la conciencia y el arbitrio.
A inicios del XVI y bajo los auspicios que condujeron a los grandes descubrimientos, surgió una nueva cualidad humana: la relación del mercado con la gestación de las economías nacionales, cuya consecuencia más amplia sería el mercado mundial. Esta relación determina una etapa de gran aliento, de tragedia y progreso de cinco siglos.
La década pasada terminó en medio de apasionados requerimientos por la unidad de centros, izquierdas o derechas. La convocatoria identificaba «principios sólidos» y suponía «evidentes causas». Todo resultaba fácil. Pocos casilleros eran suficientes para repletar la elucubración política y su lógica.