Que la razón del destino del país sea la de un partido político, medio para contribuir a alcanzarla, es loable. Pero, a la inversa, imponer al país la fatalidad de un partido no solo es absurdo, sino repudiable y peligroso para la paz interior de la república.
La Constituyente surgió como consigna a comienzos de los años 90. Las razones tenían y tienen que ver con el agotamiento del Estado presidencialista deteriorado por las épocas y usos desde los orígenes de la República. Su ineficacia salta a primer plano ante la imposibilidad de materializar, proyectar y simbolizar plenamente los intereses de la…
El poder decadente tiene capacidad para protegerse de las presiones contrarias al statu quo. Aún restablece con eficacia ilusiones y utopías perdidas en la sociedad que domina.
La jornada del 10 de Agosto en el Congreso tiene importancia en la evolución política de estos días, evidenció a la minoría que controla el Poder, pero no a los ganadores. La visión del tropel de ánimas en mayoría no es de suyo el interés triunfador, quizás es simplemente su apariencia y su anticipación.
En 1959, Camilo Ponce Enríquez dijo «(…) uno de los mayores males que ha sufrido el Ecuador ha sido el de estériles luchas entre el Ejecutivo y el Congreso. (…) la acción legislativa degenera en actos turbulentos (…) en desordenadas reuniones presididas por la demagogia [que] (…) transforman el santuario de las leyes en club…
El gobierno de Durán-Ballén asume con plenitud absoluta y sin respuesta nacional las demandas y presiones del mundo exterior. Se le impone el libre cambismo reducido en su misión, la venta del sector económico estatal, el impulso a un proceso económico sin filtro ni matiz de representación nacional (porque no existe, porque hay resquebrajamiento total…
Hasta ahora ha permanecido fuera de la forma constitucional y legal, confundida con la actividad penal y sus particularidades, para así tratada atribuírsela a la política, que apenas admite responsabilidad propia, y de manera unidimensional e incipiente.
En momentos patéticos de la democracia romana cupieron imaginariamente en las curules de los magistrados caballos en calidad de legisladores. Calígula designó senador a su hermoso corcel, urdiendo así, en su extrema libertad, el símbolo que nos legó.
La discusión respecto de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la consulta puede convertirse en pueril, además, en pretexto para un poder de facto. No obstante, aún es solo la búsqueda de legitimidad para nociones primordialmente arcaicas que, en el mejor de los casos, tienden a consolidar el anquilosamiento estatal.
Antiguos emperadores solían consagrar los esfuerzos del reino a la invención de esencias que suprimiesen el hedor de la putrefacción que las pestes generaban. Hubiese bastado enterrar los cadáveres.