El SÍ es de los pronunciamientos electorales el más complejo de la historia de Ecuador. Su estructura posee diversas motivaciones colectivas.
La razón multilateral, bancaria y mediática ha sufrido una degeneración. Ahora consume los restos de su depreciada representación política, ideológica y simbólica.
“Viaje turístico” que “no aportó nada a Latino América”, fueron reproches de la mayoría de medios impresos en Estados Unidos. Para completar se rumoreaba, “perseguido por el fantasma de Chávez”. Se cumplió el propósito, exhibir preocupación por América Latina. Si la medida es el tiempo a ella consagrado, entonces no supera el uno por diez…
Durante los últimos cuatro meses, en Guayaquil, Quito y Cuenca, con objetivos y liderazgos distintos, se advertía ansiedad por la pérdida de la Corte 1997-2004. En sendas asambleas definieron ultimátums de jure a las “funciones de facto”, por la Constitución y el regreso al “estado de derecho”.
El forcejeo alrededor de la Corte Suprema de Justicia es síntoma de la catastrófica destrucción del Estado ecuatoriano que ha perdido autocontrol, defensas, capacidad legislativa y política.
El mestizaje étnico, cultural y mas que se denomina Latinoamérica se formó a partir de la conquista ibérica y la resistencia de sus pueblos.
Robert Graves cita a Tácito afirmando que «(…) toda transición de prominente importancia está envuelta en la duda y la oscuridad. Mientras unos tienen por hechos ciertos los rumores más precarios, otros convierten los hechos en falsedades. Unos y otros son exagerados por la posteridad».
Fue al comienzo de nuestra Era. Se presagió que podría repetirse después de dos mil años.
La nación está avocada a restituir una de sus fuentes mas trascendentes del derecho y la soberanía, la ciudadanía. Hoy, desorganizada, ideológicamente agredida, moralmente desarmada y políticamente confundida.
La Trigésima Cuarta Asamblea General de la OEA no despertó ninguna esperanza.