Que la razón del destino del país sea la de un partido político, medio para contribuir a alcanzarla, es loable. Pero, a la inversa, imponer al país la fatalidad de un partido no solo es absurdo, sino repudiable y peligroso para la paz interior de la república.
Ser es estar acorralado Ciorán
El secretario general de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Monseñor Antonio Arregui, ha puesto a consideración del Congreso el Proyecto de Ley educativa de las familias del Ecuador, proyecto que significa una reducida comprensión sobre las causas de la conducta, individual y colectiva.
El último proceso electoral fue la derrota del péndulo y de la clasificación de los actores políticos según los parámetros de gobierno u oposición. Ha arribado a su fin el arreglo ideológico que facilitaba la digestión de todas las cosas: «quien aspira a ser gobernante, debe engendrarse en las entrañas de una feroz oposición».