El conflicto tributario con Oxy ha provocado cierta tensión colectiva. Proyecta un síntoma agregado de antagonismos mas hondos: la conversión del territorio ecuatoriano en espacio de libre quehacer de intereses extranjeros y la ausencia del Estado.
Dos expresiones humanas nacieron al parecer juntas, el teatro y el Estado.
De los Estados del continente americano, el que mas desconcierta por su servidumbre, saqueo y destrucción es el ecuatoriano.
Ninguna propuesta política resulta suficiente si se enclaustra entre muros de niveles de pobreza, falta de democracia, ausencia de representación de intereses nacionales y, peor aún, si se reduce a la corrupción y sus variantes en la administración estatal y privada.
El gobierno que preside Lucio Gutiérrez enfrenta cierta agravada descomposición. Carondelet se resume en una tumba de esperanzas. La ausencia de políticas propias, descubre la estabilidad de las ajenas que nos gobiernan y las administra una servidumbre política inestable que mercadea consigo misma, entre la democracia, sí y la democracia, no.
Si no cuestionan al poder, la crítica a la política económica y la moral sin política aportan, circunstancialmente y a pesar de sí mismas, vitalidad al sistema que impugnan. Evalúan a dirigentes del Estado y oscilan entre el descrédito y la inestabilidad. La falta de gobernabilidad termina siendo el problema.
La guerra civil de Colombia —en esta fase inicial de regionalización— exhibe cierta mutación. Estados Unidos adquirió y dirige ideológica, política y financieramente un aspecto del conflicto ante la debilidad militar, social y administrativa del Estado colombiano.
Reflejo de nociones dominantes es la legislación penal. Especialmente vinculada a la pasión por el lucro, esta vez, se encuentra en la pendiente del Estado y la organización social.
En 1999, la estructura esencial del poder especulativo reveló y cuestionó sus relaciones en el Estado y con el conjunto de la nación.
Factor intermitente de la historia es la violencia. La del poder llamada del «bien», y la de sus opuestos, del «mal».