El gobierno que preside Lucio Gutiérrez enfrenta cierta agravada descomposición. Carondelet se resume en una tumba de esperanzas. La ausencia de políticas propias, descubre la estabilidad de las ajenas que nos gobiernan y las administra una servidumbre política inestable que mercadea consigo misma, entre la democracia, sí y la democracia, no.
Si no cuestionan al poder, la crítica a la política económica y la moral sin política aportan, circunstancialmente y a pesar de sí mismas, vitalidad al sistema que impugnan. Evalúan a dirigentes del Estado y oscilan entre el descrédito y la inestabilidad. La falta de gobernabilidad termina siendo el problema.
Reflejo de nociones dominantes es la legislación penal. Especialmente vinculada a la pasión por el lucro, esta vez, se encuentra en la pendiente del Estado y la organización social.
En 1999, la estructura esencial del poder especulativo reveló y cuestionó sus relaciones en el Estado y con el conjunto de la nación.
El 5 de marzo de 2004, diario El Comercio dirigió una positiva y alertante Carta al País. El texto tiene viso de manifiesto de la nación.
El 30 de enero, El Clarín de Buenos Aires publicó el artículo de Paul Kennedy De Clinton a Bush, un abismo. El autor recordaba haber asistido meses atrás a una de las conferencias que se dictaban sobre políticas estadounidenses presentes y futuras. El ex presidente Bill Clinton era el expositor en la Universidad de Yale,…
Ecuador está amenazado en su naturaleza histórica como nación independiente. Es el desenlace de la política impuesta hace 28 años. Un presentimiento de impotencia se ancla en la contemplación colectiva de ese destino.
Crear un sujeto histórico común de naciones y pueblos del continente americano es estrategia fundamental de esta parte de la humanidad que habita América.
La política esencial que ha subordinado al Estado ecuatoriano desde 1976 sigue siendo la misma. La continuidad corresponde al triángulo de poder determinante de su quehacer. Resuelve el destino de los recursos naturales y del excedente económico, la fatalidad de las instituciones nacionales y la mutación ideológica que articula la cadena de control social.
«Señores y señoras, ¡lo tenemos!». El anuncio se detuvo. Por un instante, no dijeron a quién. No era fácil comunicar la captura de no se sabe qué, de un cadáver que camina o de un símbolo.