Ecuador ha tomado demasiada distancia del pensamiento y espíritu con el que fue creado.
La decisión que tomó ID de establecer una alianza con el Ejecutivo y llevar adelante el proceso de reforma política posee algo meritorio, que sea público, que no se lo practique subrepticiamente como ha sucedido en la relación del PSC y DP con diversos gobiernos.
El petróleo fue transformado en beneficios de empresas extranjeras y deuda externa.
La política exterior de Bush involucró a Estados Unidos en un conflicto prolongado relativamente irreversible de potencialidad inconmensurablemente dañina respecto de las relaciones internacionales, sus reordenamientos y culturas.
El titular de una revista afirma: «John Kerry, candidato del resto del mundo». La publicación presiente la repugnancia que el otro candidato enfrenta en el 95% de la población del planeta, al que se sumaría la voluntad del pueblo norteamericano mayoritariamente favorable a Kerry.
La prensa informa que la coalición en Iraq tambalea por el giro de España, que abre fisuras en las fuerzas ocupantes, fisuras que muestran el lado oscuro de la “civilización occidental”.
1972 marca un hito en la historia de Ecuador, fue el inicio del desplazamiento de una estructura de poder por otra. El aparato agro exportador fue subordinado. El Estado disfrutó de alguna independencia gracias a los recursos del petróleo. El fugaz intermedio concluyó con el año 1975.
A comienzos del siglo XX, en Ecuador nació un clamor desde el sector empresarial afectado por las mermas que los accidentes de trabajo y otras circunstancias laborales provocaban en sus ganancias. Su exigencia creció hasta convertirse en la seguridad social –Caja del Seguro de entonces– que debía ser estimulada y tangencialmente administrada por el Estado.
El petróleo fue transformado en deuda externa acreedora de su totalidad y algo más.
Devora petróleo, salud, educación, soberanía, posibilidad de desarrollo de las fuerzas productivas. La deuda es instrumento depredador, obedece a grandes intereses externos aliados a grupúsculos encargados de legitimarla, renovarla revalorizarla, a pesar de estar urdida de ficciones. Riqueza de asientos contables convertidos en control político.