Para el FMI (organismo subsidiario del gobierno de Estados Unidos), América Latina tiene un precio político distinto en cada país.
La política exterior siempre proyecta la política interna. No obstante, en Ecuador responde directamente a sugerencias, presiones e intereses externos en lo territorial, económico, político y militar.
Los atentados de terror en Nueva York aceleraron la militarización de la globalización comandada por la OTAN y el G-8 bajo la brújula de Estados Unidos. La hipotética aproximación entre Estados desarrollados y subdesarrollados se evidenció como un mito.
La temperatura mundial se elevó notablemente en la última década.
El propósito de ALCA constituye una tendencia histórica real. Negarse a ella sería, en el mejor de los casos, un romanticismo nacionalista. El proceso económico de la América subdesarrollada será inevitablemente destruido. Se diría que esta es la premisa de toda construcción.
El país perdió capacidad para regirse por sí mismo. El que pierde su moneda, pierde su política. Después de esto, lo mas grave fue haber entregado la base de Manta. Se perdió la política militar. A las Fuerzas Armadas, debilitadas por un poder degradado, se les impuso la obediencia, sin objeción alguna, ante la unipolaridad…
Cuando la Iglesia Católica había alcanzado el cenit de su fortaleza “cristianizó” a los pueblos aborígenes de América. El método fue una práctica cuyo nombre estremece la historia del dolor, la Inquisición.
El informe del Presidente al Congreso Nacional estuvo enmarcado en la denuncia del período de Jamil Mahuad. Denuncia que sirvió para encubrir la continuación de esa política, la representación de los mismos intereses que usaron al derrocado Presidente y lo convirtieron en desechable.
En Perú, al fin volvió a triunfar la “democracia”.
Estado que pierde su moneda, pierde la política. Más aún, si lo hizo desde la desesperación de un decadente poder que la ofreció a cambio de su permanencia en los negocios de un país que renunció a su soberanía.