La política, una de las expresiones de la conciencia, se convierte en pensamiento al redescubrir el poder en la mutación social, cualidad definitoria de cada instante. En la historia del Estado son recientes y pocos esos relámpagos.
Ninguna propuesta política resulta suficiente si se enclaustra entre muros de niveles de pobreza, falta de democracia, ausencia de representación de intereses nacionales y, peor aún, si se reduce a la corrupción y sus variantes en la administración estatal y privada.
En Ecuador, no existe posibilidad política de organizar un poder distinto. En otros momentos, una oposición destinada a sustituir intereses que administran el Estado materializó cambios y en consecuencia transformó el instrumento político de la nación.
El Fondo ha modernizado sus funciones.
El Fondo ha modernizado sus funciones.
Ha desaparecido -¿momentáneamente?- la política internacional. Su lugar lo ocupa el antiterrorismo. Esto conduce al colapso del sistema de relaciones internacionales, a la momificación de la ONU, la substitución del Consejo de Seguridad por la súbdita OTAN y, de alguna manera, a la muerte del derecho internacional.
El conflicto en la relación Ejecutivo-Legislativo oculta, en la disputa por el IVA, un problema real. La cuestión es particularmente política y desborda todo afán de recuperación de recursos: “está convenido con el FMI”. La aprobación del incremento al IVA marca otro momento en la decadencia y pérdida de soberanía.
Las elecciones en Perú descubren la fortaleza de esa nación latinoamericana capaz de asimilar «chinos» y reconocer profundamente a sus «cholos».
En la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe-Unión Europea, en Río de Janeiro, Brasil, el día 29 de junio de 1999, tomó la palabra y dijo:
El pesimismo social generalmente ha sido motivado por guerras, calamidades naturales, pestes, choques culturales, discriminaciones o por lo inalcanzable de la simple causa de la libertad.