El poder decadente tiene capacidad para protegerse de las presiones contrarias al statu quo. Aún restablece con eficacia ilusiones y utopías perdidas en la sociedad que domina.
En Ecuador, a fines del XX, el régimen político y la organización social de la economía son anclas irrecuperables para el desarrollo.
El 25 de mayo se realizaron dos elecciones. Una, la de Francia, convocada por Chirac, para resolver conflictos tácticos y estratégicos que competen a la integración europea y a la contradictoria administración de su progreso. Y otra, la consulta que se realizó en Ecuador, destinada a soldar la ruptura constitucional del 6 de febrero.
Grupos de baja representatividad que no hacen del Estado su preocupación, sino su uso, atareados por el corto plazo, no deben arrogarse la atribución de negociar los recursos estatales que hoy forman el único patrimonio económico que puede ascender a fuente de financiamiento de políticas sociales. Sería una usurpación subastar lo ajeno sin la autoridad…
En pocas décadas, el poder tradicional ha reengendrado un arma «superior» capaz de contrarrestar cualquier desajuste en el control social.
Es más que resultado de un pronunciamiento electoral, síntoma de explosión social.
En procesos organizativos renovados, toda jerarquía preserva instancias de alta calidad diferenciadas por jurisdicción, competencia y funciones exigidas desde una elevada dirección.
El origen de una ética brota de múltiples prácticas sublimadas que visten y engalanan intereses. No matar y ahorrar son mandamientos de la evolución. Otrora, matar y dilapidar constituyeron otro evangelio. Este aparece eterno en el curso de las épocas y no obstante cambia en un instante, después de cada batalla. De esos principios, los…
Aunque la consulta surge como síntoma de la evidente descomposición del Estado y la sociedad, las preguntas no aluden al problema esencial del Estado: su reducida representatividad, la ausencia de responsabilidad política, el mercadeo intraestatal de favores, la ineficacia de sus funciones.
La mayoría de noticieros, comentarios y entrevistas ha adquirido algo de la violencia embrutecedora de la TV. El aluvión de datos alucinantes gesta ocupaciones anonadantes. La TV demuestra y exhibe fácilmente seudo verdades-soluciones-técnicas-conocimientos y con ellos perfuma el pronunciamiento social, el eco de su propia voz.