En el pasado, la mayor parte de ellas fueron camuflajes o lo que podía admitir la circunstancia. En pocas ocasiones, las Constituyentes representaron lo necesario y viable.
Se ha iniciado el fin de lo que se creara en el período 1976-1979, cuando se instituyó el poder financiero en la conducción del Estado y se formaran la ID, la DP y el PSC reorganizado, bajo los servicios del Triunvirato Militar.
Durante los últimos cuatro meses, en Guayaquil, Quito y Cuenca, con objetivos y liderazgos distintos, se advertía ansiedad por la pérdida de la Corte 1997-2004. En sendas asambleas definieron ultimátums de jure a las “funciones de facto”, por la Constitución y el regreso al “estado de derecho”.
El forcejeo alrededor de la Corte Suprema de Justicia es síntoma de la catastrófica destrucción del Estado ecuatoriano que ha perdido autocontrol, defensas, capacidad legislativa y política.
La política, una de las expresiones de la conciencia, se convierte en pensamiento al redescubrir el poder en la mutación social, cualidad definitoria de cada instante. En la historia del Estado son recientes y pocos esos relámpagos.
El 15 de enero, el Presidente rindió su informe sin considerar la situación de la nación ni su política frente a esa situación. Simplemente, trasladó los memorandos de tareas de sus Ministros y acentuó las diferencias con un sector de la oposición.
La especulación financiera disfruta de alta rentabilidad en la agonía del Estado y su jurisdicción.
Las Guerras de la Independencia crearon los Estados Latinoamericanos. Hoy en su mayoría están agotados. La independencia se interrumpió a poco de proclamarla y terminó sin llegar a ser la interdependencia que será en el futuro.
La Constitución venezolana contiene un principio trascendente: la posibilidad de revocar el mandato del Jefe de Estado. Prerrogativa de los electores que en pocos países del mundo podría no tener desastrosas consecuencias para sus respectivas estructuras de poder.
De los Estados del continente americano, el que mas desconcierta por su servidumbre, saqueo y destrucción es el ecuatoriano.