Participamos de un tiempo que ha agotado la compasión, recurso de un agónico humanismo que quedó atrás. No hace mucho, el norte desarrollado se enternecía ante las tragedias que provocaban los desastres naturales y sociales -Biafra, Somalia, Ruanda-, motivaciones últimas de aquella conmiseración moribunda. Las teletonas acumulaban sumas equivalentes al premio de las loterías nacionales. …