Corría febrero de 1956. Se llevaba a cabo el XX Congreso del PCUS. Jruschov (1894-1971) levantaba una bandera contra los «crímenes de Stalin» y ubicaba la desgracia en las nociones del poder implantado paulatinamente después de la muerte de Lenin (1870-1924).
Ser es estar acorralado Ciorán
En el respaldar del asiento de enfrente encontré un texto que lleva el título de esta columna, escrito por Luis Alberto Luna Tobar. Alguien lo había extraído del diario Hoy. Su lectura me embargó durante todo el vuelo de Guayaquil a Quito, y pude reconocer otros tiempos en sus palabras. Lo leí como sigue:
Para enero de 1988, el último año de la guerra fría, el Ecuador estaba inmerso en la política terrorista. Esa ideología alentó los crímenes que cegaron la vida de Santiago y Andrés Restrepo Arismendi, nombres que condensan decenas de desaparecidos y asesinados. Sus deudos con leves quejidos, escasamente audibles, se han incorporado sumándose, haciendo la…
Durante el período de esta post guerra-de-bajísima-intensidad, el sistema político ecuatoriano y sus actores no privilegiarán tendencias doctrinarias. Cierto consenso se impone para resolver problemas tales como el territorial, la integración, la participación activa del Estado en el reordenamiento jurídico internacional, en la formulación jurídico-ideológica que conduzca relaciones interestatales.
La palabra del Ecuador que puede ser escuchada en el mundo nace de la profunda identificación entre el pueblo y sus Fuerzas Armadas, y germina en la capacidad de organizar la resistencia victoriosa. Junto a ella, adquiere pleno sentido práctico la objetividad del planteamiento y voluntad de paz que proclama el presidente Sixto Durán-Ballén a…
Los resultados del pronunciamiento del 28 de agosto pueden tener diversas lecturas: una legal; otra de normatividad ética y una tercera, sobre la cualidad de las respuestas a la consulta.
Condición para los cambios es saltar hacia una cultura de la transformación en la que se involucren todos los sectores sociales, sus intereses y los hacedores de la opinión pública.
Haití es la excusa. La causa es otra: reorientar organismos mundiales y regionales, reinterpretar la regulación internacional, tensionar el poder y el ordenamiento político al interior de EE.UU. Este ha quedado sin su gran enemigo. Ahora lo acosan virus y micro-organismos. No solo Haití, también Somalia, Japón y su comercio, la guerra en la ex-Yugoslavia,…
La situación social en el Ecuador es alarmante: rebasa las pesadillas que podían haber estimado los críticos de la política de ajustes neoliberales. La desocupación va acompañada de pauperización extrema, la pobreza se incrementa de manera inconmensurable. Y sin embargo, la matemática del gobierno no encuentra razones en su arsenal lógico para tanto lamento.