En Ecuador, a fines del XX, el régimen político y la organización social de la economía son anclas irrecuperables para el desarrollo.
La riqueza social es fruto del trabajo, de su intensidad y productividad. Este principio, que no es infalible, estuvo en boga durante la Colonia, época en la que los pueblos indios sufrieron en mitas, encomiendas y obrajes 140 horas semanales -un tormento con cien horas más que hoy-. Y de semejante labor cumplida en nombre…